Me ataré las manos a la espalda y lloraré en silencio...
Mi mirada vuelve a perderse, mis ojos lloran sin control, esta guerra que empezó hace varios días no se calma y los barcos de guerra ya descansas en el fondo del mar, y con ellos mis cañones, mis armas, mis ilusiones, y una parte de mi vida que flota muerta entre las olas. Quiero ir a buscarla y sacarla del mar, pero los pies me pesan y caigo de bruces contra el suelo tragandome la arena que me raspa la garganta. Me arrastro por el suelo en mi intento de recuperar mi vida, pero ahora llueve y todo se oscurece, una persona que no logro reconocer me agobia, y me grita cosas que no puedo entender. No me deja salvarme, me coje, me atrapa y no me suelta. Su cara se deforma y se convierte en una cara mounstruosa con larga lengua de serpiente, ojos inyectados en sangre, pelo mugriento, uñas de gato que me arrancan la piel a tiras mientras mis gritos producen eco en el silencio...
De pronto, todo pasa, la cara cambia, el dolor cesa, la lluvia para, el sol aparece tímido de entre las nubes...Y veo tu cara, ya hermosa, pero aún tienes chorreando mi sangre en tus uñas afiladas, tus ojos me miran y me piden algo que no entiendo...
- ¡ Dejame mirarte el alma! - La hablo en susurros, pero te alejas, y te lo digo alto y te alejas más y más, hasta que solo puedo ver una mota en el espacio. Ahora todo está vacio, solo estoy yo, nisiquiera el cantar de las olas me acompaña, solo yo, yo y mis heridas, que no duelen pero sangran...
Mi mirada vuelve a perderse, mis ojos lloran sin control, esta guerra que empezó hace varios días no se calma y los barcos de guerra ya descansas en el fondo del mar, y con ellos mis cañones, mis armas, mis ilusiones, y una parte de mi vida que flota muerta entre las olas. Quiero ir a buscarla y sacarla del mar, pero los pies me pesan y caigo de bruces contra el suelo tragandome la arena que me raspa la garganta. Me arrastro por el suelo en mi intento de recuperar mi vida, pero ahora llueve y todo se oscurece, una persona que no logro reconocer me agobia, y me grita cosas que no puedo entender. No me deja salvarme, me coje, me atrapa y no me suelta. Su cara se deforma y se convierte en una cara mounstruosa con larga lengua de serpiente, ojos inyectados en sangre, pelo mugriento, uñas de gato que me arrancan la piel a tiras mientras mis gritos producen eco en el silencio...
De pronto, todo pasa, la cara cambia, el dolor cesa, la lluvia para, el sol aparece tímido de entre las nubes...Y veo tu cara, ya hermosa, pero aún tienes chorreando mi sangre en tus uñas afiladas, tus ojos me miran y me piden algo que no entiendo...
- ¡ Dejame mirarte el alma! - La hablo en susurros, pero te alejas, y te lo digo alto y te alejas más y más, hasta que solo puedo ver una mota en el espacio. Ahora todo está vacio, solo estoy yo, nisiquiera el cantar de las olas me acompaña, solo yo, yo y mis heridas, que no duelen pero sangran...
2 comentarios:
Los sueños, parece que son sueños todo esto que nos relatas. Sueños en los que las paredes se tiñen de un rojo sangre y aquellos a los que amas se transforman ante ti en aquello a lo que más temes. Pero no te preocupes, todo sueño tiene su despertar. Y soñar, si bien a veces no es fácil, suele enseñarnos más de nosotros mismos de lo que podemos llegar a imaginar.
No te quedes sola en un rincón, sécate las lágrimas y mira por la ventana, verás como allí cerca, en alguna rama, hay algún pájaro que te recuerda que aún queda mañana.
Gracias... Tienes razón!! Me encanta soñar, aunque esos sueños sean como estos, porque luego me gusta pensar sobre ellos. Yo creo que nuestros sueños se relacionan mucho con el estado en el que te encuentras, a veces no pasa, pero a mi me suele pasar.
un beso guapa.
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