domingo, 25 de mayo de 2008

¿ Qué vamos a hacer con los pensamientos?

Me vuelvo a quedar en el portal de tus besos, en el limite de tus labios...tendré que empezar a asumir que las cosas imposibles si existen y que negar esa evidencia podría llevarnos a la más absoluta locura. Y vuelve a bailar la ceniza de los cigarrillos de las tres de la mañana, y los de las tres y media, incluso los de las cinco y entonces se produce la fuga de mi mente, y me acurruco en mi mundo agarrando mi vida con todas las fuerzas que me quedan, para que no llegue al final del trayecto, donde tu cuello se desdibuja y desaparece demasiado rápido para mis labios que lo buscan en la inmensidad de la nada que se vuelve a crear en mi mente, en mis sueños, cuando hasta con los ojos cerrados no consigo besarte.

A veces es mejor bajarse del tren antes de que sea demasiado tarde.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Y fluyó la tinta...otra vez...

Vuelvo a escribir, una especie de electricidad se extendió desde mi antebrazo hasta la punta de mis dedos, y sentí de nuevo la necesidad de escribir. Mi letra ha cambiado, me recuerda a una de esas cartas antiguas de amor mandadas a la guerra para los soldados, que más que morir en la batalla morían de amor. No se parece en nada a la de unos años atrás...

Encontré un escrito en un viejo cajón en casa de mi abuela, de aquel tiempo en el cual me pasaba los veranos en el piso superior escribiendo sobre amores frustrados, idealizándolo todo, fantaseando con todo, mirándole la cara a la luna y relatándole cada historia que yo escribía. Lo reconocí enseguida, era uno de los primeros que escribí aquel verano que empecé a salir, la letra se notaba inmadura. Lo leí y sentí nostalgia, me vi como dentro de mi propio recuerdo, tirada en la cama, cerca del hueco de la ventana, escribiendo sin parar.

"LLoro, lágrimas de plata, lágrimas saladas...
sonrío, sonrisa nerviosa, sonrisa acabada...
me enciendo en tu suspiro, me apago en tu mirada,
tiemblo al percibirte y luego llega la nada.
Nada oscura, nada clara, nada que llega al alma como cuchillos que se clavan.
Me hablan las olas, me hablan las hadas,
me hablaban tus ojos cuando tú me mirabas.
Y ahora que ya no me miras, el mundo me da la espalda
pues tú eras día ardiente y luminoso
y te convertiste en tenebrosa y fría nada.

Tal vez no supiste entenderme,
tal vez yo no supe expresarme,
tal vez mis mil te quieros no fueron suficientes,
tal vez tus malos gestos me hicieron menos fuerte.

¡Maldita noche! ¡Malditas estrellas mentirosas que en el cielo brillaban, ocultando tras su hermosura su cruel puñalada! La luna su fiel aliado, la noche su manto oscuro, la muerte flotaba en el aire, y yo respiraba profundo."