Me matan, como la mirada del basilisco, son como hojas que te rajan la piel, un corte no demasiado profundo en el cuello, donde a veces se fuga algún beso. Me pierdo en las luces de las farolas del parque escuchando el viento como una de las mejores melodías, y me doy cuenta que ya estaba perdida, mucho mucho antes. Siempre utilizo la imaginación para evadirme de todo y ya nisiquiera con ella lo consigo ahora. Me he olvidado casi de escribir, no sé nada de ti, ni de tantas otras personas, soy predecible y mi mundo se limita demasiado, tanto que tengo miedo de que desaparezca y yo este pensando que no me gusta conducir con lluvia.
Demasiados escalofríos en cinco minutos...
domingo, 8 de junio de 2008
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