martes, 5 de febrero de 2008

De fracaso y muerte


Sus ojos abrazaron a sus manos oxidadas que ya no respiraban el olor de la madera de un pincel. Trazos en la piel que dibuja con afán y sobre su rostro las lágrimas más saladas que jamás probó. Maquillaba de recuerdos cada mirada a cada cuadro que había a su alrededor, cuadros de una vida ya putrefacta y sin sentido, muerta. Paisajes, mujeres desnudas, miradas, líneas que se precipitan sin orden claro, locura... Pinceladas inexactas, pinturas abstractas que dejan ver cosas increibles, pinturas bellas para su creador y horribles figuras sin sentido para los ojos críticos que siempre las rechazaron.




Hundió la nariz en su maletín de óleos y respiró profundo atrapando el olor de cada color. Por un momento sin tiempo se sintió feliz. Noto frío en el viejo estudio y un escalofrío recorrió su espalda sin pedir permiso haciendole votar ligeramente sobre la silla. Frente a él un lienzo en blanco impaciente por sentir la pintura, por bañarse en colores...




Miró el lienzo, y esta vez le brillaron los ojos, su labio inferior temblaba ligeramente, dejando ver el miedo oculto que sentía, pero no dudó. Empapó su pincel, mezcló colores, una locura inmensa se apoderó de él, su corazón latía más rápido que nunca, estaba convencído que en cualquier momento se le saldría del pecho.




Trazaba líneas sin parar, la locura se reflejaba en sus ojos, era enfermiza, le hacia daño pero a la vez le liberaba de esa cárcel del fracaso y del recuerdo. Sintió entonces el deseo de conocer a la muerte. Tiró el pincel y manchó sus manos de pintura, esta vez sus dedos manejaban la situación, sus dedos, su propia piel era la creadora de otra más de sus obras sin sentido. Sus pies bailaban el vals de la muerte mientras su sonrisa malévola se convertía en carcajada...




Se desnudó, pintó su cuerpo con sus manos, llamó a la muerte a gritos, la desafió pero esta vez sin llantos. Sus gritos chocaban contra las duras paredes, expulsando la rabia contenída. Dió el toque final a su creación, se abrazó al cuadro y se fundió en el cerrando los ojos. Una mano fría lo llamó tocando su espalda, un silencio sepulcral se adueño del viejo estudio y ya nunca más volvío a abrir sus ojos.

5 comentarios:

Griada dijo...

Ya sabes lo que pienso.

Madness dijo...

Gracias pequeña Hada gris...ya sabes lo que pienso yo también.

Anónimo dijo...

Impresionante........

Glory dijo...

Me ha encantado Madness. Tienes alma de escritora eh! :)

Glory dijo...

Me ha encantado Madness. Tienes alma de escritora eh! :)